jueves, 10 de octubre de 2013

Recomendaciones para no perderse: mamá

Dice Palahniuk que solo lastimas a aquellos que amas. Y que también funciona al revés.
Y quizá eso no era amor ni sano, pero era mío.
Y cuando lo deje me sentí muy perdida y sola y devastada y no me quedó más remedio que seguir con la rutina de salir con personas nuevas, esperando encontrar al indicado.
Ese que al besarme me hiciera ver explosiones en el cielo aun con los ojos cerrados.
Y creí que era él. Hasta que conocí a alguien más.
A ese chico de la fiesta que me tenía muy presente y del cual yo no recordaba nada.
Hablábamos solo por Facebook.
Hasta que un día quedamos en vernos.
Fue el mismo día que vi a… llamémosle: "A".
Por si acaso las cosas no van claras A es el que tenía novia y leyó mi drama y me decía niña. Aclarado el punto prosigo.

Ahora el mis razones para salir con ambos el mismo día.
Como mis padres no soportaron el hecho de que su hijita querida no entrara a la universidad me  metieron a trabajar en una cadena súper importante. Era yo cajera y solo tenía un día libre a la semana así que se me hizo fácil ver a los dos el mismo día. Dejar a uno y luego irme con el otro.  No era la primera vez que lo hacía.
En realidad, cuando era estudiante y tenía tiempo y dinero a pedir de boca, y si soy bien pinche loca, le decía a mis padres: voy con tal persona.
Y si, iba con esa persona. Pero luego de una cita nefasta de no más de dos horas en las cuales sacaba yo de lo peor de mí y pedía las cosas más caras y me portaba lo más terrible que podía me iba con mi hombre casado a su departamento de soltero a coger por horas y horas.
Cuando llegaba a casa mi madre me preguntaba con quien había ido y me era sumamente fácil ridiculizar a la persona con la que había salido.
Mi madre decía: ya no salgas con perdedores.
Y yo decía: es que nadie más quiere salir conmigo.
Y así, me hacía la víctima y mi madre pensaba que su pobre hijita bonita era demasiada mujer para cualquier malnacido de esta ciudad. Para agregarle más drama yo lloraba un poco maldiciendo mi suerte. Y diciendo que solo me querían por mi físico y bla-bla (que no era mentira)
Y entonces decía mi madre: Todavía no nace el hombre que te merezca chiquita, pero no pienses que es tu culpa. Es culpa de ellos que no saben la maravilla de mujer que eres. Tú eres hermosa y muy inteligente y mereces lo mejor del mundo. Y ya llegara el hombre que sepa darte todo lo que quieras y mereces. Mi nena hermosa, no llores.
Tú eres la mejor y más bella de todas. Pronto llegará ese hombre que de verdad te quiera. No como ese desgraciado de O… que te hizo lo que te hizo (por cierto O… es el hombre casado con el que me enredé mucho tiempo)

Y así mi mama inflaba mi ego sin saberlo y me ayudaba a pensar que nadie me merecía.
Y yo la ayudaba a pensar que aún era virgen y pura. Digamos que nos cegábamos la una a la otra para no ver la realidad. Para no darnos cuenta de lo monstruosas que éramos. Somos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario