jueves, 7 de noviembre de 2013

Centro Médico

Creo honestamente que si alguien es capaz de soportar lo peor de mi merece lo mejor también.
Esa es mi forma de probar a los hombres.
Tengo la mala idea en la cabeza de que todos mienten. Que no les intereso en realidad.
Creo que solo quieren mi sexo. Y si solo quieren eso, que lo tengan y me dejen sola.
No me gusta que me anden ilusionando en vano.
Así que en cuanto pude, no llevábamos ni un mes, me acosté con J.
Antes le había insinuado que yo era medio slut. Y cada que podía le toqueteaba el bulto para excitarlo. Le meneaba el trasero. Le besaba el cuello. Ponía sus manos en mis tetas.
Lo incitaba pues, para que me follara y se fuera.
Una vez, en la fiesta que se celebra cada año en el mismo lugar, esa misma fiesta donde hacía un año nos habíamos conocido; metí sus manos en mi blusa y lo puse a jugar con mis pezones.
Luego lleve esas mismas manos a mi vulva. Quería que sintiera lo húmeda que estaba. Él se excito pero no hizo nada. Fue por otra cerveza como para serenarse. Cuando volvió yo había encontrado los hielos y mis labios estaban más que helados cuando lo bese. Bese su cuello y él tuvo escalofríos. Mordí quedito su oreja y senti algo endurecerse entre sus piernas, lo acaricie y sonreí. Después puse un hielo en su mano y lo guie para que usara ese hielo en mis senos.
Él se emocionó mucho. Pero estábamos en el patio de la casa y no quiso hacer nada más.
Me decepcione un poco. Siguió tomando y luego lo acompañe a las habitaciones de arriba a dormir. Cuando estábamos ahí tome sus manos y las lleve a mis senos otra vez. Si algo me pone muy excitada es que jueguen con mis pezones y quería que él entendiera eso. Estaba algo ebrio pero aun así comenzó a besarme el cuello y luego a besarme las tetas. Le dije: muérdeme.
Y cuando lo hizo supe que había encontrado a mi nuevo papi. Fue bajando. Unos días antes me dijo que había soñado conmigo. Con que me había dado sexo oral. Y su sueño se hizo realidad.
Me comía tan rico, me excite tanto que apenas podía controlarme. Era la primera vez que alguien disfrutaba entre mis piernas y no al revés. De pronto me dio mucho sueño. Serían las 5 am.
Él dijo que quería descansar un poco, se recostó a mi lado y yo aproveché para meter la mano en sus pantalones. Acaricie su pene hasta que me quede dormida.
Él no hizo nada por despertarme.
Al día siguiente él ya no estaba. Recordé que se había ido a trabajar. Pensé que había tenido sexo con él, que me había cogido mientras dormía, me toqué y no me había pasado nada.
Casi no lo podía creer. Entonces recordé como me dijo en la madrugada que si quería que lo acompañara y le dije que no, que prefería dormir. Dijo que lo alcanzara en tal lado, que mi amigo, que también era su amigo, iba a llevarme. Así fue. Y luego él me llevo a su casa a dormir.
Solo a dormir. Lo juro. Ese día, toda desvelada y despeinada y fea conocí a su madre.
La cual actualmente me odia.
Toda la semana le estuve diciendo cosas sexosas por mensajitos. Quería que me cogiera.
Pero no se lo decía así. El viernes siguiente se dio la oportunidad y me llevó a su casa. Dijo que quizá iríamos a un evento de la tuna (que es como una estudiantina pero mejor, por si no saben) y yo me senti algo triste. Whatever. Pensé y me acosté boca abajo en su cama como si nada.

Él llego con las manos frías a acariciarme la espalda. Eso me gustó mucho. Besaba mi cuello mientras metía sus manos en mi blusa y cuando menos me lo pensé comenzó a jugar con mis pezones y yo me encendí muy rápido. De inmediato me voltee y comencé a besarlo y a querer desvestirlo. Ya traía unas ganas. Tenía casi un mes sin coger y moría por hacerlo. Él no se dejó desvestir hasta que me monté en el cómo días antes en el parque para hacerle cosquillas y le quite la camisa. Bese todo su pecho. Le quite el cinturón. Ese que en la fiesta fingí que no sabía cómo quitar, él se impresiono cuando jugué con su pene. De pronto me quite de encima de él y espere a ver que hacía. Él no sabía qué hacer estando ya casi desnudo y yo aún vestida. Se levantó, me tiró en el suelo y comenzó a desvestirme salvajemente. Me rompió las medias. Me mordió toda.
Me subió a su cama y comenzó a comerme. Yo estaba más que húmeda. Chorreaba.
Amo cuando me tratan mal. Él estaba arriba de mí, solo mirándome. Yo sonreí y toque su pene. Estaba tan duro y tan grande. Lo acaricie un poco más. Cuando lo solté él me penetro de golpe. Sentí que me partía en dos. Grité. Y el comenzó a darme más y más y más rápido.
Encaje mis uñas en su espalda. Me dio la vuelta y unas sonoras nalgadas. Luego me dio por detrás. Otra vuelta y usó mis piernas de collar. En todo momento no deje de gritar.
Cuando se cansó yo lo monté a él. No sé porque lo sentía tan grande. Me recosté sobre él para que mordiera mis pezones y deje de moverme. Entonces él me dio nalgadas. Nunca te dije que te detuvieras. Dijo. Y siguió moviéndome. No sé cuántas veces repetimos las mismas posiciones. Gritaba como loca. Entre todos esos gritos escuchamos su celular. Yo contesté y nuestro amigo nos esperaba en el evento de la tuna. Quien sabe cómo se pasaron tres horas. Me dijo que le pasara a mi novio y así lo hice. Lo desmonté y me puse a comer su pene para que no pudiera hablar bien. No sé qué le habrán dicho pero cuando colgó, él dejo de estar inspirado y se levantó de la cama como si tal cosa. Yo lo seguí con la mirada. Se fue al baño. Me puse su camisa, me quede sentada en su cama. Espere a que volviera y cuando lo hizo se quedó parado frente a mí y yo lo primero que hice fue meterme su pene lacio en la boca. Escucharlo gemir así me fascinó.
Me lo comí hasta que se vino en mi cara y mis tetitas. Sus piernas no podían más. Se acostó en la cama. Yo también me acosté, pero relativamente lejos de él pues estaba sudando y pensé que le molestaría si me ponía de cursi. Y entonces él me abrazó. Me dijo que me quería y que me adoraba y que no sé qué más. Yo quería llorar. De verdad me quería. Me abrazo buen rato.
Luego nos vestimos y fuimos al lugar donde se reunió la tuna luego del evento. Nuestro amigo dijo: Se ven como una pareja que recién ha hecho el amor. Yo me sonrojé. Era más que obvio. Todos reían y así. Le dije: tienes la novia más hermosa de todas. Y él me besó. 

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